Tal vez siento que extraño bastante montarme en la moto, dar una vuelta o simplemente sentir la aceleración a 9000 revoluciones.
Sin embargo en este tiempo he tenido la oportunidad de hablar con varios amigos de la ruta y apasionados, adictos a rodar.
Los clubes de moteros, espacios para compartir con personas que tenemos los mismos la misma pasión, compartimos el amor por nuestras maquinas.
Aunque mi movilidad es mínima debido al accidente, he podido compartir con diferentes personas de algunos clubes de la ciudad su opinión sobre la seguridad en la vía, siempre mostrando las crueles fotos de mi accidente (que muestran un reflejo de lo que fue la falta de protección).
Hoy extraño la ruta mas que cualquier otra cosa, me hace falta montarme en mi burrita, sentir la brisa, compartir con los amigos moteros.
Solo espero acompañarlos pronto.
